lunes, 9 de noviembre de 2009

Después de considerarla infinitamente frágil, el hombre siente un vacío inmenso al preguntase si la mujer podrá alcanzar la intelectualidad y sabiduría de éste; es decir servirle de auxilio a la suya. La mujer no ha tenido oportunidad de demostrar hasta dónde puede llegar en el plano intelectual porque éste le ha sido negado, sólo en los planos del sentimiento y de la honradez ha podido demostrar su capacidad. En el trono y en el teatro, que es donde han podido brillar los talentos de la mujer lo hacen casi siempre al par de los del hombre. Esto plantea la pregunta de si en otros terrenos vedados para ellas no alcanzarían igual magnitud.
La supuesta inferioridad de la mujer en el ámbito intelectual tiene fatales consecuencias. Ante la ley el hombre y la mujer son iguales, sin embargo la ley la trata como menos en muchos casos. La ley prohíbe a la mujer el ejercicio de todas las profesiones, sólo en estos últimos tiempos ( del siglo XIX) se la ha creído apta para enseñar a las niñas las primeras letras .Aunque el trabajo que exige grandes esfuerzos físicos está considerado para los hombres, las mujeres en cambio llevan grandes pesos, sobre todo en algunos países: son lavanderas etc “ Hija no puede auxiliar a sus padres ancianos; esposa, no puede ayudar al esposo; madre, se ve en el mayor desamparo , si la muerte la deja viuda o la perversidad de su marido la abandona.”(Concepción Arenal).
La mujer se ve llevada, en el mundo civilizado y cristiano, a un amor en el que tiene mucha importancia la parte afectiva de su alma, pero que no sería igual si pudiese participar en él también el intelecto, otra educación. La mujer es considerada inferior, ésta no puede ser amiga del hombre.
Las mujeres van al matrimonio con la desventaja de una inteligencia no cultivada. Los hijos llegada la hora de elegir su camino hacen caso al padre, no a la madre, para la que la razón es su enemiga.
La mujer puede llegar a ser un tirano para el hombre, lo cual no sería así si la convirtiese en más racional, porque hablamos de un tirano del corazón, algo que ella puede llegar a tomar como un pasatiempo más del mundo en que vive.
Esta mujer de ahora, la mujer de la transición, quiere comprender las armonías de la tempestad. Y a medida que el hombre se ilustra, se civiliza, se hace mejor, mejora la condición de la mujer, le da derechos y le reconoce más semejanza.

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